“La eterna y absurda lucha entre el mundo clásico y el jazz” (J.M. Duque)

Creo que hay que alertar sobre esto en los conservatorios, que se han convertido en cárceles musicales, para que dejen entrar al arte que se hace en la calle”.   ( Jorge Pardo)

Mi más sincera enhorabuena a este músico por su premio recibido al mejor músico de jazz en Europa.
Ahora bien, se puede ser un músico grandioso y con unas habilidades musicales extraordinarias como Jorge Pardo y no entender muchas cosas.
Hay gente muy cerrada en esta cuestión, para mí inexistente, de la separación entre géneros musicales, no comprenden nada de lo que significa el arte universal de la música que se aprende y estudia en los conservatorios. Además, por qué presuponen que estamos reñidos con otras músicas? Claro que hay gente cerrada, cada vez menos, pero estas críticas generalizadas las suelen hacer gente igual de cerrada. Sólo se acuerdan de los conservatorios para señalar lo que está mal, y para darse pisto de superioridad . El verdadero músico siempre sabe respetar y admirar lo que es diferente a lo que él hace.
Yo no entiendo lo que pasa con la música, y más en este país. A los pintores, por ejemplo nunca les veo denostar lo que hay en el Prado, antes bien, admirarlo y aprender de ello. Y no digamos el público, todos los días está lleno a reventar de gente de todas partes que recibe ese mensaje universal y esa inspiración.
Se le podría ocurrir a alguien decir que el Prado o la National Gallery son cárceles pictóricas? No, todo el mundo entiende que son fundaciones y centros destinados a estudiar y disfrutar del patrimonio cultural de siglos de arte. Sinceramente, y sin ánimo de ofender a nadie, creo que somos presa de una profunda ignorancia con respecto a la cultura, y lo peor es que no lo sabemos.
Bill Evans vivía rodeado de discos de Stravinsky, Bartok, Rachmaninov, Ravel, y es algo que se nota mucho en su música. Igual que Petrucciani, que tocaba a Debussy y a Scriabin sin problemas a los catorce. Si Jorge Pardo opina así, supongo que no tendrá muy buen recuerdo de su paso por el conservatorio, o no habrá conocido buenos profesores.
Yo sí los tuve, y me enseñaron lo que es la libertad creativa, jamás me sentí en ninguna cárcel musical, al contrario, cuanto más tiempo pasa más ensancho mi horizonte, y el de la gente que me rodea, y gozo cada hora y cada minuto que paso dedicado a la música, que son casi todos.
No tengo esos premios, pero puedo tocar la Suite Iberia de Albéniz, y los Estudios de Chopin, y muchas piezas que muy pocos pianistas tocan, y que, entre los jazzistas se reduciría aún más, casi al 1 por cien, siendo generosos. Sin embargo, entiendo que son formaciones distintas y superespecializadas, y no se le puede pedir a otro músico que haga en dos minutos lo que otro lleva haciendo toda la vida, pero esto no le convierte ni en superior ni inferior, sólo el talento con el que hace lo que él hace, su calidad, su dedicación y su pasión.
Hay gente que piensa que para un pianista, por ejemplo, tocar a los clásicos, significa algo así como repetir algo y no saber lo que se está haciendo a nivel de análisis, comprensión de la estructura, de adecuación sonora y estética, poética, emocional…no se dan cuenta de todos los increíblemente complejos caminos creativos que necesita un intérprete para llegar a ello, por no hablar de los puramente técnicos. No olvidemos que esas músicas están escritas por cada uno de los mejores pianistas de su tiempo, con unos desafíos enormes, no estando, por tanto, al alcance de cualquiera, ni muchísimo menos. A mí, personalmente, me parece inconcebible que alguien pueda tocar a Chopin, Liszt o Scriabin sin saber lo que está haciendo…no es posible, se muere en el intento.
Por otro lado, que yo sepa, nunca en los buenos centros de enseñanza se han dejado de lado asignaturas como Repentización, Improvisación, Composición, Fuga, Contrapunto…ahora, en lo concerniente a la improvisación, no concibo su estudio si no va acompañado de una fuerte disciplina instrumental. Ya lo decía Carl Philippe Enmanuel Bach : ” Primero hay que aprender a leer y a interpretar. Después a improvisar “. Los mejores pianistas de jazz, y los que más me impresiona escuchar son gente con una fuerte base pianística clásica, Bill Evans , Petrucciani, Marian Petrescu…Hay alguien que ignore que los primeros ragtime están basados en la armonía de Brahms? O que los acordes expandidos de oncenas y trecenas del bebop y los formados por cuartas ya están en el Vals Mefisto de Liszt y en toda la obra pianística de Scriabin? Lo que pasa es que aquí la gente piensa que han descubierto la tortilla de patata.
Entiendo que un instrumento como el saxofón, que está ligado en su nacimiento al siglo xx sea muy frecuente empezar directamente en el jazz, es su naturaleza, aunque también hay un repertorio ” clásico ” y contemporáneo dificilísimo al que muchos saxofonistas se dedican toda su vida por propia elección, es decir, por la sencilla razón de que es la música que más les atrae, sin otra consideración.
El piano es un instrumento que nace ligado al desarrollo de la música llamada clásica, y su técnica se desarrolla durante tres siglos con al menos tres pilares y revoluciones importantísimas que, además se van superponiendo las unas a las otras.
Primeramente la técnica clavecinística básica, con el dominio de una posición correcta de las manos, una articulación clara y fluida, y un brazo sereno y tranquilo sin lo cual es imposible la velocidad y brillantez, el virtuosimo más fulgurante, por decirlo así . Esto, por ejemplo , lo representa magistralmente un pianista de jazz extraordinariamente brillante como Marian Petrescu, con una posición cuidadísima , como el enorme pianista que es.
Después viene la gran revolución de Chopin, con el empleo de la muñeca, y de grandísimas innovaciones técnicas y sonoras que desembocan en el Impresionismo.
Todavía Liszt y Rachmaninov dan una vuelta de tuerca en la técnica pianística utilizando grandes acordes, una especial manera de salir de las teclas, y el empleo de la espalda y una posición inteligente de todo el cuerpo, hasta las caderas, las piernas, todo…
Que todo esto, que es tan importantísimo para el desarrollo del virtuosismo, y , sobre todo, para el dominio de la belleza sonora , se puede estudiar directamente en el jazz? Bueno, pues no digo que no pueda haber sus excepciones, quizá para mí la más clara sea la de Art Tatum, pero él era un músico excepcional en todos los sentidos, es difícil que vuelva a surgir alguien así.
Pero, por más que yo admire los planteamientos MUSICALES de cada uno de ellos, y me gustan todos, aguanto mucho menos, por ejemplo, oyendo a Erroll Garner o a Thelonius Monk . La razón ? que su deficiente técnica les hace sonar bruscos, muy alejados de la indecible belleza sonora de un Bill Evans, por ejemplo, o que no te provocan la fascinación y la sonrisa de admiración permanente que te provoca un Oscar Peterson, por ejemplo, que se sabe a Liszt de carrerilla. Claro, por mucho que me gusten los otros dos, no los puedo comparar a Petrucciani, a Evans, a Brubeck, o a Eliane Elias, cuyos respectivos sonidos pianísticos, y capacidad de crear sonoridades impresionistas envolventes, no tiene nada que envidiar al de pianistas como Rubinstein o Horowitz.
Si seguimos hablando de esas supuestas cárceles musicales, quienes estarían en ellas en los conservatorios ? Los cantantes, cuya orientación les lleva, como a los pianistas, a estudiar un repertorio que abarca siglos, con una significación musical y poética auténticamente sublime que debería estudiarse hasta en los colegios ?
Se echa en falta el estudio de otros tipos de canto ? Bien, instaurémoslos, pero no digamos que los que se dedican a la ópera o al lied están en una cárcel musical, porque no es cierto.
Además tampoco se puede decir que las cosas no estén avanzando en ese aspecto en muchos centros. Donde yo trabajo, en el Conservatorio de Amaniel, en Madrid, está la asignatura de Improvisación, muy orientada al jazz, impartida por uno de los mejores pianistas españoles, Gerardo López- Laguna, genial tanto en su faceta de pianista clásico como en la de improvisador y jazzista.
A los pianistas , en el 5º de Grado Medio se les da la posibilidad de escoger dos caminos, Interpretación, o Composición, encaminado al Grado Superior. A los que escogen esta última vía se les insiste mucho más en aspectos de Análisis y Improvisación.
Pero es que hay que conocer las realidades antes de hablar de ellas.
Conozco músicos que tienen ahora sesenta o setenta años y son perfectamente capaces de improvisar, ese aspecto nunca se descuidó en conservatorios de calidad. Ahora, el jazz es otra historia. Y hago constar que es una música que me emociona profundamente, la escucho tanto como el clásico, el tango, bolero, la bossa…
Adoro todo esto, pero sí exijo respeto y conocimiento del repertorio clásico porque me parece que tiene un mensaje espiritual, musical y poético muy difícil de igualar.
Por último, quiero resaltar que, al margen de habilidades o no, curriculums de asignaturas, etc, cualquier músico con oído, alma y corazón, y una sólida formación en el campo donde haya empezado, está potencialmente preparado para saltar a otras ramas y hacerlo dignamente, si es su deseo. El mío, y de tantos otros, es recibir cotidianamente un alimento espiritual que conecta plenamente con otros afanes y anhelos, poéticos, literarios, filosóficos…el jazz lo adoro, pero no me adentro en él a nivel práctico porque me distraería evidentemente de mi labor de aprendizaje de un repertorio de mas de tres siglos, y su posterior difusión entre alumnos y aficionados. Ellos se enamoran cuando te ven a tí enamorado, y, evidentemente, se trata de una elección, de querer representar otra cosa, con voluntad, constancia, pasión… todos esos, y más, son los valores que nos mueven.
Ahora, disfrutar? Entro en éxtasis cada vez que escucho a Evans, a Camarón, a El Cigala…

                                                                                             José María Duque López