Rubén Gimeno dirigirá a la Orquesta de Extremadura en el próximo programa de la temporada de abono, el día 9 de mayo en el Palacio de Congresos de Badajoz Manuel Rojas, y el día siguiente, 10 de mayo en el Gran Teatro de Cáceres, ambos a las 20:30. Rubén Gimeno sustituye así a Miguel Romea, designado en un principio para dirigir en este programa.
Gimeno no es un desconocido para el público extremeño, en mayo del año pasado ya dirigió a la OEX y a los solistas Marco Scalvini, de violín, y Entcho Klatev, de viola, en Badajoz y Cáceres. Es el Director Titular de la Orquesta del Vallés desde la temporada 2009/2010, pero anteriormente fue Director Artístico de la Joven Orquesta de la Sinfónica de Galicia durante casi una década, labor que simultaneó con el puesto de violinista en la Orquesta Sinfónica de Galicia. Como director invitado ha colaborado con algunas de las más importantes orquestas españolas, como la Orquesta Nacional de España, Orquesta Sinfónica de Tenerife, Orquesta de Euskadi, Orquesta Sinfónica de Castilla y León, entre otras, también foráneas. Sus inicios en el mundo de la dirección vinieron de la mano de James Ross, graduándose en la Universidad de Maryland. Posteriormente estudió en el Conservatorio de Estocolmo con el reputado maestro Jorma Panula, teniendo como maestros, entre otros, a Alan Gilbert, Essa Pekka Salonen, Jukka Pekka Saraste y Leonard Slatkin.
En cuanto al repertorio de concierto, es destacable la presencia de la música popular en sus obras. Así, dará comienzo a la velada la Obertura sobre tres melodías populares rusas, de Mili Balákirev. Escogió los temas de una de las colecciones más usuales de su época y tomando como modelo el trabajo de su admirado Glinka. Algunas de estas piezas fueron también utilizadas por Tchaikovsky en su Cuarta Sinfonía, Mussorgsky en su Boris Godunov y Stravinsky en Petrushka. La segunda obra del programa es la Sinfonía nº 3 en Re M, D. 200, de Franz Schubert. Es esta una obra llena de optimismo y frescura que incluye una danza alemana de ecos populares, y una animada tarantela en el último movimiento. Para terminar, Rubén Gimeno ha preparado la Sinfonía nº 8 en Sol M, Op. 88, de Antonín Dvořák. La crítico musical María José Fontán la define así: «La obra es un gran canto a su tierra, un hermoso homenaje a la música checa. Y en efecto, la sinfonía no se centra tanto en la rigurosidad de los aspectos formales tradicionales como en la idea de presentar y desarrollar las melodías y temas de inspiración folklórica».