La “Mona Lisa” de cuatro cuerdas

El récord marcado por la venta del ’stradivarius Lady Blunt’ en  favor de las víctimas de Fukushima es el último capítulo de la  extraordinaria peripecia de un violín único

Antonio Stradivari murió en 1737, ya anciano, y tras dedicarse desde los  16 años a fabricar instrumentos de cuerda en su taller de Cremona, al  norte de Italia. Su trabajo, sobre todo por su incomparable mano a la  hora de cortar las maderas, fue reconocido en su época. Fabricó, con la  ayuda de sus hijos, cerca de 1.200 instrumentos, de los que sobreviven  600. De ellos, 450 son violines, los codiciados -por músicos y  coleccionistas- stradivarius. Uno de ellos, único en su especie por su belleza y perfecto estado de conservación, el Lady Blunt de  1721, protagonizó el pasado lunes una venta histórica digna de una obra  de arte única. Un comprador desconocido pagó 15,9 millones de dólares  (11 millones de euros) en una subasta virtual que ha estado cargada de  expectación y de ese volátil misterio que rodea a estas piezas de madera  capaces de despertar tras siglos de azarosas vicisitudes los más bellos  sonidos.

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